¡Muy buenas!
Ya haré entrada en plan bien (es decir, con más de 4 líneas), pero ahora escribo deprisita para hacer publi del nuevo blog (desde el mes pasado LOL).
Si sois aficionadas a chulazos varios, así como si os gusta reduciros dioptrías por el método del tío bueno, ¡pasaos por "Bag of Doritos", el blog de los chulazos de Fletch & Co :D!
Nada más. Os dejo link:
http://bagofdoritos.blogspot.com/
miércoles, 28 de septiembre de 2011
lunes, 5 de septiembre de 2011
El efecto fénix en los blogs
Pues sí, señoras y señores, vuelvo al blog después de ausentarme casi un mes.
No sé si os habréis dado cuenta del efecto fénix en las páginas web, foros, blogs... Es una cosa bien sencilla y que seguro habéis protagonizado alguna vez; el caso es que, al igual que esto mítico pajaretes, las webs renacen de sus cenizas. Sí, porque tú creas un blog, por ejemplo, haces como yo y escribes dos entradas. Lo dejas en reposo un tiempecillo y cuando lo vuelves a abrir... Es decir, que alguien te dice algo y se te enciende la bombillita... y dices ¡Ostia! ¡Si yo tenía un blog! ¿Seguirá ahí, vivo, en alguna parte del vasto Interné? Y te da por mirarlo y, efectivamene, ahí sigue el cabrón, como si no hubiera pasado el tiempo. Porque es lo bueno que tienen las webs y todas estas movidas, que como pillar polvo, no lo pillan. Total, que te da por mirarlo, le hechas un vistazo a las cosucas que tenía por ahí colgadas... se te queda una cara... un cara de asco... una cara de el Fary chupando limones... y piensas: Qué mieeeeeeerdas escribía yo, ¿no? Y como para disculparte empiezas: pero bueno, era joven y alocada, era bastante inmadura, los últimos acontecimientos me han hecho replantearme mi vida y... pero ahí te callas, y te quedas más cortada que los flecos de una colcha, porque ves la fecha. Ves la fecha y te das cuenta de que solo han pasado unas semanas. Entonces es cuando realmente te replanteas tu vida, te metes en tu cuenta de Google, haciendo un esfuerzo por recordar la contraseña, te vas al escritorio de Blogger y dices: a la mierda. Intentas borrar el maldito blog, pero... ¡oh! ES IMPOSIBLE. Estas cosas son inmortales. Y cuando por fin descubres cómo narices se borra te da la opción de recuperar y tú te tiras de los pelos y gritas: ¡Para qué carajos quiero yo recuperar ese engendro! ¡Si me ha costado Dios y ayuda borrarlo!
Años, meses, semanas, días e incluso horas, minutos y segundos después te dices: voy a crear un blog, ahí, guapísimo, le voy a poner tal, y modificaré el no sé qué para que me quede todo profesional... Lo haces con todo tu cariño y amor y paciencia, escribes una entrada presentándote, hola soy Tal Pascual, he creado este blog porque soy gilipollas... Bueno, eso no lo pones pero es la verdad, porque, ¿adivinas lo que pasa? Sí, efectivamente, escribes cuatro entradas y lo dejas reposar.
Y entonces caes en un bucle espacio-temporal y tiempo después lo vuelves a abrir, te da un ictus al verlo, decides borrarlo...
Pero todo eso no sirve para nada, porque lo vuelves a hacer, y te das cuenta de que es igual de malo... ¿Y sabes por qué? Porque, al igual que los Fénix, los malos post renacen de sus cenizas y ya les puedes meter con el soplete, tirarles una bomba, llevarles a una fiesta de la espuma en la central de Fukushima que nada, que siguen renaciendo.
¡Un saludo!
FletcherProductions 2011
No sé si os habréis dado cuenta del efecto fénix en las páginas web, foros, blogs... Es una cosa bien sencilla y que seguro habéis protagonizado alguna vez; el caso es que, al igual que esto mítico pajaretes, las webs renacen de sus cenizas. Sí, porque tú creas un blog, por ejemplo, haces como yo y escribes dos entradas. Lo dejas en reposo un tiempecillo y cuando lo vuelves a abrir... Es decir, que alguien te dice algo y se te enciende la bombillita... y dices ¡Ostia! ¡Si yo tenía un blog! ¿Seguirá ahí, vivo, en alguna parte del vasto Interné? Y te da por mirarlo y, efectivamene, ahí sigue el cabrón, como si no hubiera pasado el tiempo. Porque es lo bueno que tienen las webs y todas estas movidas, que como pillar polvo, no lo pillan. Total, que te da por mirarlo, le hechas un vistazo a las cosucas que tenía por ahí colgadas... se te queda una cara... un cara de asco... una cara de el Fary chupando limones... y piensas: Qué mieeeeeeerdas escribía yo, ¿no? Y como para disculparte empiezas: pero bueno, era joven y alocada, era bastante inmadura, los últimos acontecimientos me han hecho replantearme mi vida y... pero ahí te callas, y te quedas más cortada que los flecos de una colcha, porque ves la fecha. Ves la fecha y te das cuenta de que solo han pasado unas semanas. Entonces es cuando realmente te replanteas tu vida, te metes en tu cuenta de Google, haciendo un esfuerzo por recordar la contraseña, te vas al escritorio de Blogger y dices: a la mierda. Intentas borrar el maldito blog, pero... ¡oh! ES IMPOSIBLE. Estas cosas son inmortales. Y cuando por fin descubres cómo narices se borra te da la opción de recuperar y tú te tiras de los pelos y gritas: ¡Para qué carajos quiero yo recuperar ese engendro! ¡Si me ha costado Dios y ayuda borrarlo!
Años, meses, semanas, días e incluso horas, minutos y segundos después te dices: voy a crear un blog, ahí, guapísimo, le voy a poner tal, y modificaré el no sé qué para que me quede todo profesional... Lo haces con todo tu cariño y amor y paciencia, escribes una entrada presentándote, hola soy Tal Pascual, he creado este blog porque soy gilipollas... Bueno, eso no lo pones pero es la verdad, porque, ¿adivinas lo que pasa? Sí, efectivamente, escribes cuatro entradas y lo dejas reposar.
Y entonces caes en un bucle espacio-temporal y tiempo después lo vuelves a abrir, te da un ictus al verlo, decides borrarlo...
Pero todo eso no sirve para nada, porque lo vuelves a hacer, y te das cuenta de que es igual de malo... ¿Y sabes por qué? Porque, al igual que los Fénix, los malos post renacen de sus cenizas y ya les puedes meter con el soplete, tirarles una bomba, llevarles a una fiesta de la espuma en la central de Fukushima que nada, que siguen renaciendo.
¡Un saludo!
FletcherProductions 2011
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